“El perdón es la llave de la felicidad”. -Le doy la bienvenida a la noticia, aunque perdonar implica un esfuerzo que a veces no estoy del todo dispuesto a realizar, tal vez por eso mis fracasos y mi rechazo del perdón. Y prosigo-: “La mente que no perdona vive atemorizada… atormentada por la duda, triste y sin esperanzas de hallar alivio o liberarse del dolor. La mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está”. -Sí, así estoy-. “No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados”.
Pinta un panorama desolador para describir justo como me estoy sintiendo y me dice: “El perdón es algo que se adquiere”-¡Nunca supe entonces perdonar!- “Del mismo modo que te enseñaste la idea del pecado, así el perdón es algo que puedes aprender del Maestro que representa a tu otro Ser” -De la mano del Maestro… resuena en mi cabeza y me lleno de esperanza-.
La práctica me enseña a perdonar. Diez minutos en la mañana y diez por la noche. Me dice: Piensa en alguien que no te caiga bien, irritante, que detestas o no quieres ver. Visualízalo cerrando los ojos y trata de percibir una chispa de luz en alguna parte de la fea imagen que tienes de él, insiste hasta verla… y después, extiéndela hasta envolverla y transformarla en algo bueno y hermoso. Piensa después en un amigo y transfiérele esa luz. Percíbelo entonces como algo más que un amigo, pues en esa luz su santidad te muestra a tu salvador, sano e íntegro. Y permite que te ofrezca la luz que ves en él y deja que tu enemigo y amigo se junten para bendecirte. Ahora eres uno de ellos, como ellos lo son contigo.
Durante el día debo recordar las palabras: “El perdón es la llave de la felicidad. Despertaré del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado, y sabré que soy el perfecto Hijo de Dios”.
joseluis
Gracias, gracias