A la hora en punto: “Dios, al ser Amor, es también felicidad”. -A ver si me lo aprendo y dejo de creer que la lucha, el dolor y el sufrimiento tiene un lado sagrado. A ver si me aprendo que los caminos que incluyen a estos invitados no son de Dios. Al día de hoy no estoy seguro de que el amor y la felicidad vayan juntos, pues el amor que conozco exige sacrificios y tampoco garantiza la felicidad. No obstante sigo atraído por él ¡Qué me lo aprenda, que me lo aprenda hoy!-

Quiero recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer feliz”. -Sólo las cosas amorosas me pueden hacer feliz ¡Qué manía la mía buscar la felicidad en la disciplina y el dolor! Y luego me quejo de no encontrarla-. “Elijo, por lo tanto, no abrigar ningún sustituto para el amor”. -Sí, abandono mis sucedáneos; mis amores con dolores-.

Media hora más tarde: Busco únicamente lo que en verdad me pertenece. -Bien mirado tiene que ser cierto, sólo puedo echar en falta lo que es mío. Sólo puede faltarme lo que forma parte de mí. Todos mis trabajos son para volver a sentirme completo. Todos mis esfuerzos son para volverme a reconocer integro-. Busco únicamente lo que en verdad me pertenece. -Ni trato de robar ni de aumentar mi patrimonio, sólo lo mío-.

El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio. El amor y la dicha forman parte de mí, por eso las busco. Puedo reconocerlo al escuchármelo. “Éstos son los regalos que mi Padre me dio. Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece”. ¡Qué no me entretenga en pasos intermedios, ni acepte menos que esto, sólo mi patrimonio!

Entre horas y frente a lo que me amenace, recordaré la naturaleza y los regalos de mi Padre para mantenerme sereno y confiado.

Joseluis.