“Déjame aquietarme y escuchar la verdad”. -Sí, es lo que necesito, estoy cansado de vivir rodeado de verdades que se contradicen y no cumplen su palabra-. “No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te dicen que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en ella. No les hagas caso, antes bien, escucha la verdad”. -Sí, ahora estoy preparado-.
“Hoy se cumple la Palabra de Dios. Escucha en silencio. Él quiere hablarte, viene a ti con mila­gros mil veces más jubilosos que los que jamás hayas podido soñar. Sus milagros son verdad. No se desvanecerán cuando ellos mismos finalicen el sueño, perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo, cuyo otro nombre eres tú. Prepárate hoy para los milagros. Permite que se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a tus hermanos”.

“Estate listo para la salvación”. -En esto consiste me dice-: “cuando todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siem­pre”. Ésa es mi práctica hoy. Empezaré con esta plegaria de iluminación: Me aquietaré y escucharé la verdad. ¿Qué significa dar y recibir? -Confiado aguardaré, y leo-: esta respuesta ha esperado mucho tiempo tu aceptación-.

“Por cada cinco minutos de tu escucha, mil mentes se abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes. Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que harán una pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a ti”. -¡Todo ganancias! ¿Qué va a retenerme hoy llegar al cielo? Reforzaré mi decisión de escuchar y recibir la Palabra, repi­tiendo tan a menudo como te sea posible-: “Déjame aquietarme y escuchar la verdad. Hoy soy el mensajero de Dios. Mi voz es Suya para dar lo que recibo”.

Joseluis