“Dios, al ser Amor, es también felicidad”. -He hecho tan mal uso del concepto del concepto del amor, que por eso el de Dios lo tengo confundido. Y prosigo-: “La felicidad es un atributo del amor. No puede separarse de él ni experimentarse donde éste no está. El amor no tiene límites, al estar en todas partes”. -Nada que ver con el amor que manejo, me rodea, por el que pago y me falla a todas horas-. “La dicha, por tanto, está también en todas partes. Mas la mente puede negar esto, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infiltrarse y acarrear dolor en lugar de dicha”. – Sin duda mi mente es una de esas-.
“Esta creencia pretende limitar la felicidad al definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene límites ni opuestos”. -La historia de este mundo mío donde el amor es inseguro, limitado y traiciona. Tan acostumbrado estoy a manejarme con él como si no hubiera otro, que lo entronizo como a un dios y así, sin darme cuenta, estoy confundiendo al Amor con el miedo-.
-Trata de llevar este error ante la verdad, me dice, y repite al comienzo de cada hora-: “Dios, al ser Amor, es también felicidad. Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha”. –Cada repetición me aporta un golpe de cordura, da la bienvenida a la dicha que la corrección me brinda según la verdad reemplaza al miedo, y la dicha ocupar el lugar del dolor-. “Dado que Dios es Amor, se te concederá”. -Reforzaré esa idea a lo largo del día, y acallaré mis temores repitiendo-: “Dios, al ser Amor, es también felicidad. Y la felicidad es lo que busco hoy. No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad”.
Joseluis
Gracias, Gracias, Dios al ser AMOR es también felicidad, tener miedo de Él es tener miedo de la dicha. Que hermoso