“Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial”. -Escucho la noticia desde la lejanía ¡Tampoco será para tanto, como dependa de mí estamos perdidos! Me dice la desconfianza en mi cabeza-. Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. Sin tu dicha, la Suya no es total. Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar, nadie ríe porque toda risa no es sino el eco de la tuya”.- Visto así… y prosigue- “Igual que tu luz aumenta el fulgor de las luces que brillan en el Cielo, así también tu dicha en la tierra exhorta a todas las men­tes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios”. Voy comprendiendo.

La felicidad no se puede fingir, a veces me siento triste. “La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha encomendado”. -¡Madre mía, estar triste es estar equivocado! Nunca lo vi así. Y escucho en mi cabeza: Trata de comprender que la dicha es tu función y que el Padre te da los medios para que la cumplas.

Empezaré mis ejercicios con el pensamiento de hoy tratando de comprender que mi papel es ser feliz pesando en su significado. De acuerdo con Su plan tan solo puedes recibir, sin jamás perder nada, hacer sacrificio alguno o morir”. La dicha forma parte de mi, de mi naturaleza, es un patrimonio que olvidé al pensar en cosas particulares. Hoy quiero rescatar el recuerdo de mi confianza y la inviolabilidad de mi ser. Hoy quiero sentirme pleno, dichoso, en paz y cumplir mi función. “Busca en lo profundo de tu ser, sin desanimarte por los pensamientos y metas absurdas que descartas según asciendes para encontrarte con el Cristo en ti”. -Y me aquieto-. Él estará allí y tú puedes llegar a Él ahora”.

Joseluis