

Realizo psicoterapias con la guía del Espíritu Santo y un método inspirado en las enseñanzas de Un Curso de Milagros.
Pueden ser en cualquiera de los grupos de estudio que asisto o particulares.
Actualmente estoy ocupado en la redacción de mi último trabajo sobre lo que es para mí la psicoterapia del Curso, necesidad y método
Para informarse sobre terapias grupales o individuales, por favor contactar directamente por email.
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¿Porqué la Psicoterapia?
Si hemos comenzado diciendo que todas las enfermedades son mentales, tratar de curar el cuerpo con cualquier clase de medicina es un error de bulto. Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo. (T-4.I.12:1) La psicoterapia del Curso viene a marcar otro camino.
Desde principio del siglo pasado encontramos grupos médicos y tendencias que reconocen la intervención directa de los pensamientos en nuestra salud. Sin duda el descubrimiento de Freud fue el más importante. Él sentó las bases de la medicina que llegaría después. Me parece extraordinario su hallazgo al dictaminar que los males que afectaban a sus pacientes estaban en alguna parte de su propia mente y definió este espacio como “subconsciente”. Aunque sus intentos de resolverla situación no fueron tan brillantes, su descubrimiento es un regalo extraordinario para nosotros.
Actualmente el doctor Hamer y su libro “La nueva medicina”, ha acotado mucho más la vinculación de los síntomas con los pensamientos y órdenes de la mente. Tiene una gran escuela al margen de la medicina convencional. Definió lo que vino a llamar “Sock traumático” como el responsable de la enfermedad y lo describió con unas características extremadamente cercanas a lo que este curso propone, a saber: -sock grave vivido de un modo extremadamente agudo, inesperado, dramático y con un sentido de aislamiento-.
Nos parecen adecuadas todas las características de sock traumático de Hamer, y pueden aplicarse a las de la culpa, causa según el Curso de todos los dolores y enfermedades. La que más me gustó fue la última, “vivida con un sentido de aislamiento”. En efecto, la culpa que nos ocupa es igualmente algo sin compartir y después olvidada para poder soportarla. Lo que el miedo ha ocultado sigue siendo parte de ti. (T-5.IV.1:1)
La conexión del tipo de dolencia y la causa es correlativa. Existen editados manuales con las enfermedades descritas y sus posibles causas mentales. El mismo doctor Hamer es el autor de uno de ellos pero hay más. Quizás el primero fuera de Louisa L. Hay, mucho más completo el de Jacques Martel, etc. Todos ellos describen la causa, generalmente de una forma bastante ambigua y generalista. Al lado vienen aportando frases y consignas de vida que tratarían de contrarrestar los efectos. Es tan clara la relación que en el anexo de la psicoterapia puede leerse: La enfermedad adopta muchas formas y lo mismo la falta de perdón. Las formas que adopta una no hacen sino reproducir las formas que adopta la otra, pues son la misma ilusión. Tan fielmente se traduce la una a la otra, que un estudio riguroso de la forma que adopta una enfermedad, revela claramente la forma de falta de perdón que representa. No obstante, ver esto no produce una curación. (P-2.6.5:1-4)

Me llamó la atención como estos científicos se aproximaban a las premisas del Curso, que valida de alguna forma sus trabajos. Apenas he frecuentado estas publicaciones y desde mi limitada experiencia como psicoterapeuta, no puedo asegurar que estén acertados en todos los casos los diagnósticos que las publicaciones que se citan. No obstante es muy de destacar la frase última del párrafo anterior donde se asegura que aunque se diagnostique perfectamente la causa no es motivo suficiente para su curación. Y así he comprobado yo.
Curar la enfermedad no es el objetivo del Curso, sanar la mente lo es. Aquí se separan los caminos y se acaban las coincidencias. Puede desilusionar al comienzo pues desde este mundo torcido, el bien mayor es la vida que llevamos y a sostenerla dedicamos con todo nuestro empeño y quien nos promete esto lo encumbramos durante un tiempo el que tarde en descomponerse el mito. Estos nuevos terapeutas y sus sistemas “avanzados” de diagnosis, no saben realmente que hacer con ellos, demasiadas variables, o mejor, lo que hacen no les trae los resultados que se esperaba, pues aunque se hayan conseguido curaciones “milagrosas” y sin duda las ha habido, no se han sucedido en el tiempo, y al desaparecer una dolencia puede surgir otra con nombre diferente o idéntico, pues no está descrita la vida eterna en este mundo, tampoco de su mano. Pareces enfrentarte a una larga serie de problemas, los cuales son todos diferentes entre sí, y cuando uno se resuelve, surge otro y luego otro. No parecen tener fin. En ningún momento te sientes completamente libre de problemas y en paz. (L-79.3:3-5) Algo falla. El terapeuta y el objetivo.
La psicoterapia del Curso viene a cubrir este hueco y a marcar un camino, que si bien está justificado por la razón y corroborado por los hechos, no lo está por el sentido común ni el discurso médico o científico. A nadie puedes decirle de entrada que el terapeuta es el Espíritu en él. Seguramente te dirían como en el chiste. … sí, pero, ¿hay alguien más?. Pero eso es lo que ocurre. Unirse a la Expiación es la manera de escapar del miedo. El Espíritu Santo te ayudará a reinterpretar todo lo que percibes como temible, y te enseñará que sólo lo que es amoroso es cierto. (T-5-IV.1:2-3)
Todas estas nuevas medicinas descubren los síntomas y pueden alcanzar a describir el sock traumático en tu mente, pero tratar de manejar el sock con la intención de eliminar los efectos, por la misma parte de la mente que lo fabricó, es quedarse muy corto. Ya sé que no parece lo mismo, pero es bueno recordar que todo lo que no es el Espíritu es el ego, y si no se cita como tal, y los presupuestos que Le acompañan, podemos cambiar de terapeuta físico pero no de consejero. Sólo hay dos en la mente; el ego y el Espíritu Santo.
La diagnosis del Espíritu es opuesta a los terapeutas del mundo. Es verdad que en función de la culpa se presentan los síntomas, ya lo dijimos, pero mientras los terapeutas del mundo lo dan por cierto y real, acotándolo de mil formas y con múltiples matices de hasta hacerlo de todo punto inmanejable, el Espíritu dice: Toda esta complejidad no es más que un intento desesperado de no reconocer el problema y, por lo tanto, de no permitir que se resuelva. Si pudieses reconocer que, sea cual fuere la forma en que se manifieste, el único problema que tienes es el de la separación, aceptarías la respuesta, puesto que verías su relevancia. Si advirtieras el común denominador que subyace a todos los problemas a los que pareces enfrentarte, comprenderías que dispones de los medios para resolverlos todos. Y emplearías los medios porque habrías reconocido el problema. (L-79.6)
Hay un problema común a todas las circunstancias: la separación que dio origen la los cuerpos que somos. Es demasiado lejos para nuestros científicos.
Pero hay otra condición que el Curso desmiente, ningún sock es real, por mucho que se analice, acote y describa en largas tesis y diccionarios. No son reales los síntomas que tratamos con los medios físicos o psíquicos. Nuestra mente no está enferma por tal o cual síntoma, sino por creerse separada y la separación no es sino otra creencia, nunca una realidad. Aceptar la condición de separados es lo que hace a nuestra vista real todo lo demás. Pero el Curso no se pierde en apariencias y dice qué técnica hay que usar para sanar la mente: Una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece. Niégate a aceptar el sufrimiento, y eliminarás el pensamiento de sufrimiento. (L-187.7:1) La distancia se va haciendo mayor, hay de desatender lo que vemos y diagnosticamos. Todo un reto para nuestra ciencia, la clásica y la moderna que se centro en síntomas reales.
Son tranquilizadoras las fases del Curso que abundan en la misma dirección:El dolor es una perspectiva errónea. Cuando se experimenta en cualquier forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. El dolor no es un hecho en absoluto. Sea cual sea la forma que adopte, desaparece una vez que se percibe correctamente. (L-190.1:1-4) Nuestra psicoterapia cura la mente demostrando que la causa que la sostenía no era real. ¿O no es esto novedoso?
La psicoterapia del Curso viene a mostrar este camino tan inusitado como real para escaparnos del dolor, no importa su forma ni su manifestación. Trataremos en este trabajo de una psicoterapia específica, la del Espíritu que usa a sus maestros. De cualquier forma los pasos son los mismos y a continuación se anotan. Son las lineas maestras del procedimiento que describiremos a lo largo de este trabajo. El conflicto debe ser resuelto. Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente. Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad puede arrojar su luz sobre él según desaparece. (L-333.1:1-4) Los conflictos deben ser resueltos, encarándolos con su nombre, localizarlos donde se cree que están, negándoles la realidad, que es el perdón novedoso del Curso y finalmente arrojando luz sobre ellos, labor ésta de la Expiación. Sólo así desaparecen y lo hacen definitivamente.
Texto Extraído del libro : “Manual de una Psicoterapia. Viaje a la cara oculta de la mente” José Luis Molina